
En la vida hay muchos placeres. Enamorarte de un lugar al que nunca habías ido, tener una tarde libre para dormir, la brisa en la playa, meterte en tu cama después de un día largo, compartir un dulcito con alguien que te da maripositas en el estómago. Si se ponesn a ver, la mayoría de los más grandes placeres son cosas muy sencillas, tan sencillas como reírte con alguien a quien quieres.
Esta receta cae entre esos placeres sencillos, es algo que aprendí desde que era muy pequeñita y que asumí que todo el mundo sabía hacer porque en mi casa era algo muy común. Cuando se me ocurrió colocárselo a mi receta de torta Tres Leches, todos mis amigos me preguntaban “¿y este arequipe donde lo compraste?” y cuando les decía que lo había hecho yo, no lo podían creer. Cuando les decía que era una de las cosas más sencillas del mundo, menos me creían.
Pero ustedes si me creen. Y si no me creen, voy a hacer que lo hagan. Es algo que se toma un poco de tiempo, pero créanme, una vez que lo prueben, van a querer ponérselo a todo lo que consigan (pancitos dulces, galletas, tortas, cupcakes, todo!) y se darán cuenta de que valió la pena la espera, como todo lo bueno.

Si tienen alguna duda con respecto a los ingredientes o la preparación, si quieren sugerir o pedir una receta, o si hicieron el dulce de leche y quieren contarme cómo les quedó (me encantaría saber su experiencia!), no duden en ponerlo en los comentarios.
Que tengan un lindo día!,
Anaísa