
Yo no me considero una persona resistente a los cambios, y es algo que, sinceramente, me gusta mucho de mi. No les puedo mentir, obviamente han habido momentos en mi vida en los que hubiese preferido que nada cambiara; pero creo que concordarán conmigo en que resistirse ante los cambios no sirve de mucho.

Ahora estoy en un nuevo país, una nueva ciudad, en una nueva casa, sin mis papás y viviendo con el amor de mi vida (y eso último hace que todo lo anterior sea mucho más llevadero). Aunque extraño un MONTÓN a mis papás, a mis primos y a mis perritos (y mi closet gigante, para qué se los niego), he tratado de recibir todos estos cambios con los brazos abiertos; sobre todo porque no me cabe en el cuerpo el agradecimiento de tener la oportunidad de vivir esta aventura, de tener un techo en otro lugar, de tener lo que necesito para estar cómoda y tener dentro de mi todo lo que necesito para crecer.
Hablando de cambios. Yo estoy demasiado sorprendida con lo mucho que me gusta esta torta, antes me decían torta de calabaza y yo automáticamente iba a decir "no, gracias". Pero he cambiado y creo que escogería esta delicia por encima de muchas otras que pueden verse más decadentes y provocativas.

No podría explicarles lo delicioso, suavecito y esponjoso de esta torta. El sabor es exageradamente rico, la calabaza le da un toque increíble y es lo que hace que quede tan suave al gusto. Yo prefiero hacerla con puré de calabaza enlatado porque estos suelen ser más dulcitos, pero también pueden hacerla con puré de calabaza hecho en casa. Si van a hacer su puré ustedes mismos, les recomiendo que utilicen una calabaza muy madura para que esté más dulce. Al final de la receta les explico como hacer el puré en caso de que no sepan.
Otra cosa que ADORO de esta receta es lo fácil que se arma, solo tienen que unir los ingredientes húmedos en un bowl, los secos en el otro y luego unirlos entre si. Yo ni siquiera uso la batidora, lo hago todo a mano y queda perfecta. Es importante que no sobremezclen la preparación después de agregar la harina, solo deben batir hasta que no hayan grumos y listo, al horno!

El toque de la leche condensada al final es otra cosa que me encanta, porque no sólo le aporta un sabor dulcito delicioso, sino que también hace que quede mucho más húmeda y que tenga una textura más rica. La he probado con la leche condensada y sin ella, y aunque de las dos maneras es deliciosa, con la leche condensada es mucho mejor. De hecho, yo a veces le he puesto la lata entera y me encanta también.
Como topping usé mi frosting de queso crema porque me pareció el complemento perfecto para cubrir y decorarla. Algunas veces la he hecho sin el frosting y la verdad es igual de deliciosa y queda riquísima para el desayuno o la merienda con un café o un te.

Si tienen alguna duda con respecto a los ingredientes o la preparación, si quieren sugerir o pedir una receta, o si prepararon esta tarta y me quieren contar cómo les quedó (¡me encantaría saber su experiencia!), no duden en ponerlo en los comentarios abajo.
Además, recuerden que amo ver las fotos de lo que hacen con mis recetas!, pueden enviármelas por Instagram etiquetándome en @annaspasteleria, o usando mis hashtags #AnnasPasteleria y #RecetasQueNoFallan
Espero que pasen un día precioso!,
Anaísa