Las conversaciones de corazón a corazón son mis favoritas, en las que hay un montón de sinceridad y la gente simplemente expresa lo que quiera. Todos somos vulnerables, y la vulnerabilidad - a mi parecer – atrae sinceridad; y la sinceridad, atrae conexiones bonitas entre las personas.
Y mi propósito más importante con el blog es crear una conexión bonita con ustedes, así que les voy a ser sincera: hacer estas galletas y que quedaran asi fue HORRIBLE para mi.
Si, horrible, terrible y desastroso. Las tuve que hacer 3 veces para que me quedaran bien. Hay un dicho popular Venezolano que es “eres más terca que una Mula”, y a mi me lo han dicho desde que tengo uso de razón, normalmente se usa para referirse a las personas que son muy persistentes, incluso cuando las cosas no vayan muy bien. No se si las mulas son tercas o por qué dicen eso, pero si, yo encajo con ese dicho a la perfección. Soy terriblemente perfeccionista y si se me mete algo en la cabeza, lo quiero de esa forma.
Con estas galletas me pasó eso, las vi en un programa en la tele y el chef decía que usaba su receta de masa de galletas de azúcar para hacer muchos tipos de receta. Entre esos, unas galletas en espiral que las vi y fue amor a primera vista; el las hacía de vainilla y chocolate, y a mi se me ocurrió que quería hacerlas de 4 colores (si, 4!!!).
Así que me puse a hacer mi masa de galletas de azúcar favorita. Hice el doble de lo que hago normalmente (de paso!!), la dividí en 4 y pinté cada parte de un color distinto. Las puse una encima de la otra y cuando las fui a enrollar: DESAAAAASTRE!!!!!; la masa se rompía y se separaba porque era un poco más dura de lo que debía ser y por la cantidad de capas que tenía era muy difícil enrollarla, así que tuve que terminar uniéndola toda (no hace falta decir que el resultado final quedó de un color nada apetitoso) y haciendo galletas en forma de flores. Que si, estaban ricas, pero no eran mis espirales como estos lindos y preciosos y redonditos.
Segundo escenario: busco una receta en internet para hacer galletas de espiral. Se parecía mucho a mi receta de galletas de azúcar, pero con menos harina, más polvo de hornear y otros cambios pequeños. Así que adapté mi receta otra vez y me dispuse de nuevo a hacer mi espiral. Esta vez no me quedó tan mal. El rollito, la verdad, me quedó más como un cubo, jajajajajaja, pero fue porque lo aplané mucho mientras ponía las chispitas de colores. El hecho es que me dispuse a hornearlas y las puse todas pegaditas, en la bandeja, porque las galletas de azúcar normalmente no crecen en el horno; pero se me olvidó un pequeño detalle: le había puesto más polvo de hornear así que iban a crecer más. Entonces terminé con una bandeja de una galleta inmensa con muchos espirales un poco cuadrados: DESASTRE otra vez!!!.
En este punto, ya mis papás me querían botar de la casa, porque tenía como 100 galletas en un plato y todavía no daba con la que era. Pero a ellos nadie los mandó a tener una niña tan terca, así que me dispuse ooootra vez a hacer mi masa y mi rollito.
Tercer escenario: ya sabía que tenía que hacer una galleta de solo dos colores, y que no las podía pegar mucho en la bandeja; además, con la segunda tanda pude probar y modificar de nuevo la receta para que quedaran aun mejor.
Hice mi rollito, lo traté con cariño y cuidado para que no quedara como un cubo y aquí está el resultado final!!! :D (además aquí ven el proceso por si no entienden alguna parte en la receta escrita, como ven, las puntas no quedan pegaditas, pero es normal!, no se preocupen)
La moraleja de la historia – si es que hay una – es que, al menos yo, no me quedo tranquila hasta conseguir lo que quiero, y si aprendemos de nuestros errores y lo volvemos a intentar podemos conseguir – al menos - unas lindas galletitas como estas, o lo que sea que queramos en la vida. Y querer galletitas me parece algo lindo en la vida, por supuesto.
La verdad, y viéndolo en retrospectiva, no son tan difíciles de hacer; creo que dan un poco de miedo y tuve muchos errores porque estaba enfrentándome a algo que nunca había hecho y que no conocía. Pero espero que con mis indicaciones pueda hacérsele fácil a ustedes!. Este es un mosaico que hice para mostrarles el proceso: colocar la masa encima de papel vegetal o papel encerado, poner otro papel encima y estirar con ayuda del rodillo hasta conseguir una masa rectangular, hacer lo mismo con el otro color y luego ponerlos uno encima del otro, cortar las orillas para nivelarlas, se hace el rollito y listo!, al congelador.
A ciencia cierta, esta tercera tanda (y última al menos por un largo tiempo!!!) me hizo pensar que valieron la pena todos los errores, porque quedaron DELICIOSAS!!, son unas galletas como ninguna que hubiese comido antes, son crocantes y suaves al mismo tiempo, no son duras sino más bien tostaditas. Son perfectas para acompañar el café y me parece que son ideales para hacer regalitos en Navidad, creo que nada es más bonito que un regalo que haya sido construido (o en este caso horneado) por las manos de alguien que quiero.
Si tienen alguna duda con respecto a los ingredientes o la preparación, si quieren sugerir o pedir una receta o si hicieron estas galletas y quieren contarme como les quedaron (me encantaría saber su experiencia!), no duden en ponerlo en los comentarios.
Que tengan un lindo día,
Anaísa