Creo que hay muy pocas cosas en el mundo que un cupcake no puede arreglar. Nadie puede estar infeliz cuando mira un cupcake, y si no me creen, miren la foto de arriba otra vez hasta que sonrían y solo después de eso pueden seguir leyendo, ok?.
Ya sonrieron viendo los cupcakes?. Si no lo hicieron son unos rebeldes y me caen bien (aunque podría pensar seriamente que son unos rebeldes sin corazón).
Esta receta sirve como un doble propósito, el primero de esos por supuesto es enseñarles una receta DELICIOSA (en serio, los reto a comerse uno solo!); y el segundo propósito es enseñarles a rellenar un cupcake para que lo hagan con esta y cualquier otra receta y relleno que quieran.
Como les dije, en mi casa no duran mucho en la mesa y son perfectos para un compartir familiar, para un regalo de cumpleaños o para decorar una linda mesa de dulces. Les aseguro que todos les van a decir que son hadas madrinas en la cocina porque estos cupcakes son mágicos!.
Lo mejor de todo es que hacerlos es más sencillo de lo que parece y no se requieren ingredientes complicados ni de otro planeta. El frosting es el complemento perfecto para lo suavecito del muffin y no es enloquecedoramente dulce (no detestan esos frostings que parecen que se compusieran única y exclusivamente de azúcar?).
Es muy importante que mantengan todos sus ingredientes para los muffins a temperatura ambiente antes de comenzar a mezclar para que tengan el mejor resultado posible; de esa forma, todos los ingredientes se incorporarán mejor y así podrán asegurar que sus cupcakes serán los más esponjosos y suavecitos del mundo.
Para rellenar los muffins simplemente tienen que abrir un huequito con un descorazonador (como el que se usa para las manzanas) haciendo un círculo en la superficie de cada muffin. Después ponen la crema con la que van a rellenar su muffin en ese huequito y listo!, a decorar. Yo uso un descorazonador, pero también pueden usar una cuchara medidora si no tienen esta herramienta. También hay boquillas para rellenar, pero generalmente son mas costosas y difíciles de conseguir y de esta forma consiguen el resultado de una forma mucho más sencilla. En las siguientes imágenes les dejo un mini tutorial de cómo extraer el centro para que lo entiendan mejor.
Luego, para rellenar, uso una manga pastelera porque me parece mucho más sencillo distribuir el relleno de esa forma, pero pueden hacerlo también con una cuchara si es lo que tienen a la mano.
Después de hornear los muffins deben esperar a que estén completamente frios para poner el frosting, si se lo ponen cuando aun estén un poco tibios el frosting se derretirá y no quedará nada bonito. A mi usualmente me gusta hacer los muffins de noche y decorarlos en la mañana del día siguiente y así no tengo ningún problema con eso.
En cuanto al frosting solo puedo decir 4 palabras: Lo. Van. A. Amar!!!. Combina a la perfección la textura cremosita y aireada de un frosting con el sabor acaramelado y delicioso del dulce de leche. Además, el dulce de leche le aporta una textura aun más sedosa al frosting que es soñada!!. Van a ver en la receta que la cantidad de sal es relativamente alta, pero esto es para que no les quede un frosting empalagoso!, les aseguro que no quedará salado.
La combinación de lo esponjosito del muffin, lo suave del relleno del dulce de leche y lo cremoso del frosting les va a dejar completamente enamorados. Ya mi imaginación está volando con las próximas combinaciones de cupcakes rellenos que quiero hacer, qué se les ocurre a ustedes?.
LA RECETA LA ENCUENTRAN EN EL BLOG DE KITCHENAID LATINOAMÉRICA: WWW.AMOMIKITCHENAID.COM O HACIENDO CLICK AQUÍ
Si tienen alguna duda con respecto a los ingredientes o la preparación, si quieren sugerir o pedir una receta, o si prepararon estos cupcakes y me quieren contar cómo les quedaron (me encantaría saber su experiencia!), no duden en ponerlo en los comentarios abajo.
Además, recuerden que amo ver las fotos de lo que hacen con mis recetas!, pueden enviármelas por Instagram etiquetándome en @annaspasteleria o usando el hashtag #AnnasPasteleria <3
Que tengan un día rebonito!,
Anaísa