Una de las cualidades que más trato de cultivar en mi (y de las que más me gusta en las personas) es la de ser agradecido. Por eso, este año decidí celebrar por primera vez Thanksgiving (el día de Acción de Gracias). Animé a toda mi familia y a mis mejores amigas y vamos a hacer juntos una linda cena para celebrar el hecho de estar sanos, juntos y con la capacidad de crear y crecer.
Y bueno, ya que estamos en confianza puedo decirles a ustedes que otra de las razones para hacer esta cena es que tengo una obsesión con el Pumpkin Pie y necesitaba otra excusa para hacerlo. Jajajajajajaja. Es en broma!, de verdad quiero celebrar el día de Acción de Gracias (y hacerlo una tradición de ahora en adelante), pero también es verdad que amo con locura el pumpkin pie.
Antes de probarlo era de las que lo veía y decía "pero qué es lo que es tan encantador acerca de esa receta?". Hasta que lo probé y me convertí. Me convertí en una adicta más al pumpkin pie (aún no estoy montada en el vagón de TODO con sabor a pumpkin pie, prefiero el pie solito sin mucho invento).
Hace un tiempo les había dado una receta para hacerlo, pero un día inventando me di cuenta de que había una forma de mejorar esta delicia: con una base distinta. Usualmente la hacía con masa clásica para pie (como la de mi pie de manzana), pero un día estaba haciendo masa sablée y se me ocurrió intentarlo de esa forma y quedé aun más enamorada.
Para hacer una masa sableada y asegurar que les quede perfecta es importante seguir ciertas recomendaciones:
-TODOS sus ingredientes deben estar fríos. Si tienen la harina, el azúcar y los huevos fríos, mejor. Pero lo más importante que debe estar frío es su mantequilla.
-Hablando de mantequilla, pueden usar una que sea con sal, pero que sea apta para repostería (al menos 80% de materia grasa). No usen ninguna que sea para untar porque es muy probable que su masa pierda su contextura en el horno.
-Cuando estén amasando, si sienten que la masa empieza a calentarse, deténganse, llévenla a la nevera por unos 10-15 minutos y luego sigan. El calor es el enemigo de esta masa.
-A mi me gusta estirarla entre 2 papeles parafinados para no agregar harina extra y que no se pegue ni al mesón, ni al rodillo.
-El grosor ideal después de haberla estirado es de 2 mm.
-Después de haber estirado y colocado la masa en el molde, es importante pincharla con un tenedor o un palillo y llevarla unos minutos a la nevera antes de hornear.
-Yo prefiero hornear a blanco primero (es decir, sin relleno, en caso de que el relleno sea para hornear). Siempre horneo los primeros 15 minutos con granos encima (yo suelo usar arroz). De esta forma la masa se cocina sin crecer ni cambiar su forma. Yo recomiendo colocar los granos encima de un papel film apto para horno o papel aluminio (no en contacto directo con la masa). También existen en el mercado algunos instrumentos de peso para este fin (les dejo el enlace a este y otros productos ideales para esta receta al final del post).
-Después de hornear a blanco por 15 minutos, quito el peso y horneo por 5-7 minutos más para que la masa se dore bien.
En el post de mis tartaletas de chocolate pueden encontrar algunas fotos de este procedimiento. Para ver este post, hagan click aquí.
Le hice un cambio pequeño a mi receta clásica de masa sablée para que combinara aun mejor con el relleno de calabaza: le agregué un poquitín de almendras molidas. El sabor queda muchísimo más delicado y combina increíble con el relleno del pie. Si no tienen almendras molidas, pueden omitirlas y también les quedará muy bien.
Les recomiendo que después de haber horneado la base de la tartaleta (y antes de colocar el relleno) cubran los bordes de su base con papel aluminio para que no se les queme esa parte que quedará expuesta por más tiempo al calor.
Para las hojitas de la decoración usé lo que me quedó de la masa de base y con cortadores de galletas di la forma. Luego las horneé por 10 minutos en una bandeja con papel parafinado y las puse encima del pie después de haberlo horneado.
En cuanto al relleno, yo soy de las que suele amar los ingredientes tan naturales como sea posible; pero tengo que ser sincera: la calabaza enlatada hace que el pie quede muchísimo más rico (porque la hacen con una variedad de calabazas más dulce que las que suelen conseguirse en los mercados). Yo suelo hacer el pie con puré de calabaza enlatado (al final de la receta les dejo el enlace del que uso), pero si no lo tienen a la mano o prefieren hacerlo desde cero, al final de la receta les explico como hacer su propio puré de calabaza. Sólo asegúrense de usar una que esté bien madura y sea la variedad más dulce que consigan.
Con respecto a las especias, yo les coloco en la receta todas las que lleva el pie clásico, pero pueden adaptar esas cantidades a su propio gusto personal: colocar más o menos de una especia, o incluso omitir alguna que no les guste (yo, por ejemplo, no le pongo jengibre porque no me agrada). De cualquier forma les quedará delicioso!
Pueden servir su pie frío o caliente, pero siempre deben dejarlo enfriar primero en la nevera y si quieren servirlo calentito con helado lo calientan unos segundos en el microondas. También pueden servirlo frío y con crema batida o chantillí (mi forma favorita de comerlo!). Es una de las texturas más deliciosas y cremositas del mundo y el sabor es increíble.
Si tienen alguna duda con respecto a los ingredientes o la preparación, si quieren sugerir o pedir una receta, o si prepararon esta tartaleta y me quieren contar cómo les quedó (¡me encantaría saber su experiencia!), no duden en ponerlo en los comentarios abajo.
Además, recuerden que amo ver las fotos de lo que hacen con mis recetas!, pueden enviármelas por Instagram etiquetándome en @annaspasteleria, o usando mis hashtags #AnnasPasteleria y #RecetasQueNoFallan, las fotos que más me gusten serán publicadas en mi cuenta <3
Espero que estén teniendo un súper lindo día!,
Anaísa
Productos recomendados para esta receta:
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